La LLorona: Espíritu de una mujer que llora por su hijo muerto
La leyenda de la llorona trata sobre la aparición de una pobre mujer que vaga por los senderos llorando y buscando a su pequeño hijo muerto.
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Introducción
La leyenda de la Llorona, es famosa en gran parte del territorio latinoamericano, y se le reconoce como una mujer pobremente ataviada, que emite un lamentoso llanto mientras deambula por lugares donde haya agua, como ríos, esteros, etc.
Aunque el termino de la llorona, también se les acuño a las plañideras que visitaban los entierros o funerales para llorar, en esta ocasión vamos a tratar sobre la aparición de la llorona.
¿Por qué la llorona perdió a su hijo?
El origen de la Llorona se remonta a la época de la conquista española. Algunos relatos cuentan sobre la relación entre una mujer indígena y un hombre español, producto de la cual nació un hijo o hija que fue rechazado por la familia de la madre, quien se ve obligada a darle muerte. Ahogándole en un río y luego solloza eternamente por el dolor que ello le causa.
A esta aparición de carácter femenino, se le reconoce por su principal rasgo, que consiste en llorar desconsoladamente por las noches mientras llama a un hijo perdido. Es por esta razón que se cree que la aparición de la llorona se produce por el fantasma de una mujer que ha muerto por la pena producida por la perdida de un hijo.
Se le ha escuchado en varios países como por ejemplo México, Chile, Argentina, entre otros y los relatos son tan variados dependiendo de la zona en que se le escuche.
Testigos, cuentan que nunca ha sido vista, pero en lo que todos concuerdan es en que se le puede escuchar por todo el pueblo.
Leyenda de la Llorona Chile
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La llorona del Puerto de Caldera.
En la costa del puerto de Caldera, Atacama, se cuenta que la llorona es una mujer cegada por telas de arañas que se pasea por las noches clamando por sus hijos perdidos. Cuando su llanto se oye en las casas, los cubiertos de las cocinas se mueven y suenan acompañando los lamentos.
La llorona de Coquimbo
En Coquimbo se dice que Elvira, una mujer conocedora de los secretos de las artes brujeriles, se transformaba por las noches en la Llorona, mas cuando su marido la descubrió, la castigó. Luego ella enloqueció y el hombre nunca fue el mismo. En este mismo lugar otros piensan que la Llorona es un pájaro que pasea por las noches emitiendo el sonido de un llanto de mujer.
La llorona de los Diaguitas
Entre los diaguitas se sostiene que la Llorona fue una mujer que se había portado mal y por ello fue maldecida. Desde entonces se quedó vagando y la gente, de lástima, le deja comida en las noches para alimentarla.
La llorona de Hijuelas
En la zona central, en Hijuelas, se la describe como un fantasma nocturno que viste ropas largas, cubre su cabeza con un chal y llora amargamente la pérdida de una hija.
Cuando baja por los cerros los perros aúllan. Algunos dicen que es maligna y que roba a las niñas para dárselas al Diablo, pero otros aseguran que es inofensiva y que jamás ha hecho mal a nadie.
La llorona de Cabildo
En Cabildo se cree que a medianoche es el Mandinga el que llora como una mujer.
La llorona del Biobío
Entre los pehuenche de Alto Biobío se señala que una mujer fue con su bebé a lavar a un canal. Dejó a la pequeña junto a un cuero y se fue a enjuagar.
Al rato, miró y su bebé no estaba: el cuero se la había llevado. Desde ese día la mujer no volvió a ver a su hija y todas las noches acude al río a llorar su pérdida. Por eso se le llama la Llorona.
Leyenda de la llorona de Chiloé
Los chilotes han visto a la Llorona como una mujer alta y delgada, vestida de negro, cuya presencia solo es captada por los niños, los perros y los “entendidos”. Se cree que cuando su llanto es tenue, anuncia que alguien morirá en la ruta.
La llorona de Magallanes
En el sur, en Magallanes, se cuenta que en Timaukel vivía una joven con sus padres.
Cierto día, se presentó un caminante que pidió refugio en la casa. Pasado un tiempo, este conquistó a los padres y enamoró a la muchacha.
Cuando ella quedó embarazada, el caminante se fue. La joven se enfermó y la bebé nació prematuramente y, a pesar de los cuidados de la abuela, murió.
La joven lloró desconsolada por su amor perdido y por el hijo muerto; lloró tanto que enloqueció y se fue a vagar, preguntando por el caminante.
Es posible verla sollozando las noches de luna llena.