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La Pincoya: Leyenda Chilena de una joven hermosa que se aparece en Chiloé

La Pincoya: Leyenda Chilena de una joven hermosa que se aparece en Chiloé

La Pincoya es una leyenda chilena de una hermosa y alegre mujer que se aparece en las orillas de la Isla de Chiloé en ciertas noches de luna llena. Se cree que atrae o ahuyenta a los peces y mariscos de acuerdo a su voluntad, favoreciendo o perjudicando a los pescadores.

Características

La Pincoya tiene el aspecto de una joven y hermosa mujer, con una larga cabellera rubia y que viste un traje hecho de algas que cubre ciertas partes de su cuerpo. De acuerdo a la leyenda, esta emerge desde las profundidades del mar, a bailar en las playas de la isla y que por medio de su danza, señaliza si la pesca será abundante o escasa en la temporada que se avecina.

Mujer rubia danzando en la orilla del mar

Leyenda

La Pincoya es hija de una muchacha llamada Huenchula, quien se enamoró de un ser acuático mitad hombre, mitad lobo marino llamado el Millalobo.
Producto de esta relación nació una bebe como cualquier humana normal, pero que no debía ser vista por ningún mortal.

Tiempo después, la Huenchula decidió llevar a la bebe a la casa de su madre. La arropó cubriéndola completamente y la cargó entre sus brazos.

Al llegar a la casa, Huenchula la saludó con naturalidad y le contó que se había casado con un pez. Le dijo que tenía invitados a comer, amigos de su marido y que ella saldría a recibirlos. Así que le pidió que ordenara la casa para ellos y que mientras tanto cuidara a la bebé, pero que por ningún motivo le descubriera su ropaje.

Sin embargo, la madre de Huenchula no pudo resistir la curiosidad y desenvolvió el bulto de ropa, esperando encontrar dentro a su nieta, pero lo que halló fue un charco de agua mientras una pequeña forma luminosa que emitía un silbido salía de la casa.

Advertida por el sonido, la Huenchula volvió a la casa e increpó a su madre por no haber tenido paciencia. Le dijo que ahora había perdido la oportunidad de conocer a su nieta, y que ya no volvería jamás a visitarla.

Al ver a su pequeña transformada en ese pequeño charco de agua, invadida por el llanto y la desesperación, la cogió y corrió rápidamente hacia la playa, a vaciar su contenido en las aguas del mar. Luego, mientras avanzaba hacia el interior del mar, entre lágrimas llamó a su esposo el Millalobo para contarle lo que había sucedido.

En ese momento, emerge desde las profundidades una delicada barca, llevando en su interior a su pequeña hija que ahora estaba convertida en una hermosa joven, a quien dio el nombre de Pincoya.

Estatua de la Pincoya