La Voladora: Leyenda chilena de la mensajera de los brujos de Chiloé
En las leyendas chilenas existe un ser mitológico llamada La Voladora, quién se cree que es la mensajera de los brujos de la isla de Chiloé.
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Introducción
En las remotas islas pertenecientes al archipiélago de Chiloé, existe una especie de criatura denominada como “La voladora”, que de acuerdo a la mitología chilota, estas serían creadas con la única finalidad de ser utilizadas como medio de transporte para el envío de mensajes secretos entre los miembros del círculo de brujos de esta localidad.
Para crear a esta criatura, los brujos sometían a referéndum cuál de las hijas de los integrantes del cónclave sería designada como la voladora.
En el caso de no llegar a un consenso, los brujos debían seleccionar a una mujer de confianza y que fuera cercana a las artes oscuras para que cumpliera su cometido.
Una vez elegida, esta era ingresada en el estrato más bajo del círculo de brujería, ya que por el sólo hecho de ser mujer, esta no contaba con todos los privilegios con los cuales contaban los miembros del género masculino.
¿Cómo se transforma en la voladora?
Cuando los brujos necesitan de sus servicios, tomaban a la mujer y la encerraban completamente desnuda en una habitación oscura y le conminaban a ingerir de un brebaje que consistía principalmente de un zumo tibio de natre mezclado con sebo de lobo marino, entre otras cosas.
Aquella misteriosa mezcla, hacía que apenas la mujer hubiera ingerido el brebaje, ésta comenzaba a vomitar sus propias vísceras, las cuales debían ser depositadas de forma muy cuidadosa en un cuenco de madera, para posteriormente ser resguardadas en algún lugar seguro.
Tras haber realizado dicho acto, la mujer comenzaba a encorvar su cuerpo mientras que por los poros de su espalda, se abrían paso unas gruesas plumas de color ceniciento que terminaban por formar unas extensas alas.
De sus pies, brotaban enormes garras similares a las de un águila. Mientras que, de lo que antes fuese una boca, comenzaba a emerger una protuberancia que a medida que se alargaba, se asemejaba al pico de un zancudo.
Una vez finalizado el proceso de conversión, la hórrida criatura ya transformada completamente en un ser alado, emitía un grueso alarido que le servía de aviso al brujo, para que liberase a la bestia con su importante mensaje.
La voladora, a medida que extendía sus alas, emitía unos graznidos que se escuchaban por los cuatro vientos, que ponían en sobre aviso a los pobladores de que la voladora emprendería su vuelo para surcar las gélidas noches del sur de Chile.
Los lugareños aseguran que cuando se le oye, es sinónimo de que ocurrirá alguna desgracia, es por esta razón que es tan temida tanto como a los brujos.
Una vez que la voladora cumpliese su misión, debía de regresar antes del amanecer al lugar donde había depositado sus vísceras, para luego engullirlas rapidamente con la finalidad de recobrar su forma humana nuevamente.
En el caso de que al intentar recuperarlas, estas fuesen sustraídas o destruidas, la voladora permanecería con aquella aberrante forma hasta el día de su muerte.
Existe una variante de esta leyenda en la que se cree que la voladora es capaz de convertirse en prácticamente cualquier ave de la zona, como por ejemplo una bauda, una garza, entre otras. Y que al no encontrar sus vísceras, ésta queda en forma de ave.
Es por esto que se cree que algunas de estas aves, precisamente la Bauda, podría ser una voladora que jamás pudo recuperar su forma humana. Esta sería la razón del porqué son tan odiadas por los lugareños.